La puesta en escena de una obra barroca en extremo, nos mete en el mundo de Sor Juana Inés de la Cruz
Al final de la representación de ‘Sueño’, en forma de monólogo, de unos 75 minutos de duración, el espectador que no ha leído nunca a Sor Juana Inés de la Cruz, intuye que la composición poética de la mexicana se refiere a vivencias propias y sentimientos sobre el saber, filosofía del pensamiento y a sus propias ansiedades. Pero digo intuye, ya que lo enrevesadísimo del texto, barroco donde los haya, y con un constante uso libertino del lenguaje e incluso de las palabras, hace que el público no se entere de casi nada de lo que en el monólogo se recita.
Sala: Central Lechera
Obra: El Sueño. (De Sor Juana Inés De La Cruz)
Puesta en escena y actuación De Jesusa Rodríguez.
FOTOS: JSF
Obra: El Sueño. (De Sor Juana Inés De La Cruz)
Puesta en escena y actuación De Jesusa Rodríguez.
FOTOS: JSF
El mundo de Sor Juana Inés de la Cruz transcurría en el Méjico del siglo XVII, pero traspasaba las fronteras de lo imaginable en aquella época gracias a su vasta cultura y su vocación de escribidora y poeta.
Autora de varias comedias, poemas y letras de canciones, el poema ‘Primero sueño’ constituye el más extenso e íntimo de los que escribiera en su corta vida. Esta alegoría en forma de silva (composición poética escrita con combinaciones métricas, no estróficas, en la que alternan libremente versos heptasílabos y endecasílabos), inédito en el Teatro, es puesto en escena con el nombre de ‘Sueño. De Sor Juana Inés de la Cruz’, por Jesusa Rodríguez, actriz mexicana integrante de la compañía ‘La Patronas’.
Al final de la representación, en forma de monólogo, de unos 75 minutos de duración, el espectador que no ha leído nunca a Sor Juana Inés de la Cruz (entre los cuales me encuentro), intuye que la composición poética de la mexicana se refiere a vivencias propias y sentimientos sobre el saber, filosofía del pensamiento y a sus propias ansiedades. Pero digo intuye, ya que lo enrevesadísimo del texto, barroco donde los haya, y con un constante uso libertino del lenguaje e incluso de las palabras, hace que el público no se
entere de casi nada de lo que en el monólogo se recita. Palabras que no tienen sentido hoy día; Recurrentes llamadas a mitologías antiguas y a los clásicos hoy en desuso, no hacen sino profundizar en la desazón auditiva del espectador (en algún momento sufridor), que sólo se ve recompensado en parte con la rítmica del verso, con su musicalidad.
Realmente se trata de un gran trabajo por parte de la actriz que encarna el papel de Sor Juana Inés de la Cruz, pero que, como se advierte en el programa: “Esta puesta en escena sólo busca compartir la belleza de esta experiencia y fomentar el conocimiento del poema cumbre de esa mujer inmultiplicable que fue Sor Juana Inés de la Cruz”.
Nota: Para más información sobre Sor Juana Inés de la Cruz, ver la obra de Octavio Paz ‘Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe’, escrita en 1968. Barcelona: Seix Barral, 1990.