MADRID Y CUBA UNIDAS POR ALGO MÁS QUE UNA CASUALIDAD.
Foto: J.S-F. |
FESTIVAL IBEROAMERICANO
DE TEATRO DE CÁDIZ.
Argos Teatro, Artífice Escénico y Producciones
Aquora: CHAMACO.
Texto: Abel González
Melo. Dirección: Carlos Celdrán..
Actores: Ernesto Arias; Fidel Betancourt;
Paloma Zavala; Francesco Carril; Luis Castellanos; Rey Montesinos; Pilar
Vilaplana; Juan O’Gallar
Lugar: Teatro La Tía
Norica. Día: 22.10.2013 Asistencia: Aforo completo.
Jesús Sánchez-Ferragut.
Llegado
el ecuador del Festival de este año, tengo que decir que la obra que vi el
pasado martes 22 en el nuevo Teatro del Títere de la Tía Norica, Chamaco, es sin duda de lo mejor que he
visto hasta ahora (aclaro que no lo he visto todo, porque no tengo el don de la
ubicuidad, y también por motivos de organización del Festival).
Se
trata de una obra compacta, muy bien estructurada, ágil, y que mantiene todo el
tiempo el ritmo sin apreciables variaciones del mismo. La trama es de total
actualidad. Situada en Madrid, une dos universos diferentes: El cubano y el
español, cada uno con sus peculiaridades, pero sin olvidar que detrás de ellos
hay personas, que viven, sienten, trabajan (o no), tienen pasiones y
sufrimientos.
Foto:J.S-F. |
Originalmente
la obra, que se estrenó en La Habana en 2006, tiene como base argumental el
tratamiento de la homosexualidad masculina. El Chamaco que en 2013 viene al FIT
de Cádiz, traslada la acción, y la cruda problemática a una España en crisis, y
que se encuentra navegando en uno de sus peores momentos desde finales del
S.XX.
El
actor principal, Chamaco (el niño de la calle) es Fidel Betancourt, el mismo
actor que estrenara la obra en La Habana. Junto a él, Ernesto Arias interpreta
el papel de Alejandro Depás, el juez homosexual que materializa el otro pilar
de la representación.
Ambos
actores tienen una interpretación estupenda, dando credibilidad a estos dos
personajes que se encuentran en un nudo de casualidades fatales y que
convierten unas navidades madrileñas en una tragedia para dos familias,
española y cubana.
La
obra hace reflexionar sobre la nueva realidad de un Madrid que se va adentrando
en el S.XXI conciliando nuevos problemas y costumbres con tradiciones. El
espectador se adentra en la piel de un Chamaco que vive al límite y al día, y
donde la casualidad no es sino una forma más de acontecer el día a día. La
casualidad hará que mate a puñaladas a un joven español, que resultará ser el
hijo del juez al que prestará posteriormente sus servicios sexuales. También
por casualidad la hermana del joven asesinado e hija del juez entra en liza al
cruzarse en su vida un joven cubano, que casualmente se llama Karel Dárin
(Chamaco). La tragedia traslada el dolor de los personajes al público más allá
de las circunstancias personales, de nacionalidad o de sexo de cada uno de
ellos.
Hay
situaciones en la obra que son especialmente sensibles, como la escena en la
que el juez relata a Chamaco la muerte de su hijo, sin saber que el asesino es
precisamente Chamaco.
Capítulo aparte merece la decoración de la escena, que a mí particularmente me resultó estupenda. Minimalista, pero de factura exquisita, recrea con detalle determinados elementos, como la mesa de comedor dispuesta para la cena de navidad, un banco de parque o una papelera...Pero lo que me ha causado una excelente impresión es la utilización del elemento central de la escena, un pequeño prisma que hace las veces de pared de salón, cocina, o de dormitorio, y que es a la vez una especie de muro-refugio de los personajes, o muro de sus lamentaciones. La iluminación, muy acertada, hace el resto.
Una obra que recomiendo ver, y que sin duda estará entre lo mejor de esta vigésimo octava edición del FIT de Cádiz.
Foto:J.S-F. |
Publicado en Diario Bahía de Cádiz: