AMÉRICA, DE NORTE A SUR.
Por Jesús Sánchez-Ferragut
CAMERATA VOCAL E INSTRUMENTAL GRAN TEATRO FALLA.
Piano: Antonio Sillero. Mezzosoprano: Antonia Martínez NovasDirector: José Luís López Aranda
Programa: 1ª parte: American Rhapsody de Jenö Takács. La muerte del Ángel de Ástor Piazzolla. Danzas latinoamericanas de José L. Elizondo. 2ª Parte: Praesepe (The Manger) de Heitor Villa-Lobos. Missa Sao Sebastiao de Heitor Villa-Lobos.
Lugar: Gran Teatro Falla. Día: 29 de mayo de 2010. Asistencia: 50% aforo
Calificación: ***
Un programa ambicioso y muy diverso, el presentado por la Camerata del Teatro Falla para cerrar el XXVI Festival Iberoamericano de Música 2010. Música americana, de Norte a Sur, contemporánea, aunque sin renunciar a la tonalidad, y para todos los públicos. Aunque eso sí, el sábado por la noche tuvo la competencia directa del Concierto de clausura del Congreso de Periodistas, gratis, y a dos pasos, en la plaza de San Antonio, y con una procesión en las inmediaciones del Teatro.
La música de Jëno Takács, con su American Rhapsody fue la primera de las obras interpretadas por el director López Aranda, y con buen criterio, por lo idónea para una formación como la actual camerata instrumental. La orquesta estuvo un poco fría al comienzo, pese a esta música evocadora de lo norteamericano, hasta que el cambio de tercio a la natal Argentina de Piazzolla puso la energía necesaria en la orquesta, que también se vio reforzada con la entrada del piano para interpretar “La muerte del Ángel” del genial compositor de tangos del otro lado del océano.
Un verdadero homenaje ha rendido el XXVI Festival a Piazzolla, pues sus obras han estado presentes en los programas de Frolov, Tango Quattro, Ivón e Ivet, y de la Camerata, así como en la música en la calle. Y la verdad, ha merecido la pena el poder asistir a tan diferentes y variadas versiones de la música de uno de los máximos representantes del tango argentino, y el responsable de incluirlo dentro del repertorio clásico para orquestas.
La primera parte del programa, enteramente dedicada a la Camerata Instrumental, la cerró la obra de José L. Elizondo: Danzas Latinoamericanas, donde la orquesta se encontró cómoda y tuvo una intervención aplaudida por el público, sobre todo en el “Atardecer Tapatío”. Muy bien el pizzicatto de “Pan de Azúcar”.
La segunda parte estuvo dedicada al compositor brasileño Heitor Villa-Lobos. La Camerata Vocal se unió al concierto, y en mi opinión tuvo una acertada interpretación. La formación vocal, pese a las dificultades de los tiempos que corren, va tomando cuerpo, y su trabajo es muy meritorio. Otra cosa bien diferente es que la obra escogida para esta segunda parte, estéticamente hablando, nada tuviera que ver con la interpretada en la primera, ya que pese a que la Missa Sao Sebastiao es de gran belleza, no deja de ser una misa, que invita al recogimiento, y que nada tiene que ver con la Rapsodia Americana de la primera parte…
Pese a todo, la Misa de San Sebastián de Villa-Lobos sonó bastante bien, logrando el Director un buen empaste en la orquesta, que sonó muy integrada con la Camerata Vocal, que demostró un muy buen trabajo, sobre todo en el Kyrie y el Sanctus. Al final aplausos y una propina, también de H. Villa-Lobos: Ave María.
Publicado en DIARIO DE CÁDIZ 31.05.2010