SUAVE BÁLSAMO
Por Jesús Sánchez-Ferragut
Por Jesús Sánchez-Ferragut
CECILIA LAVILLA / JUAN ANTONIO ÁLVAREZ.
Música para el alma
Soprano: Cecilia Lavilla. Piano: Juan Antonio Álvarez
Programa: Obras para piano y voz de Reynaldo Hahn, con textos de varios poetas frances
Lugar: Centro Cultural Municipal Reina Sofía. Día: 26 de mayo de 2010. Asistencia: Casi lleno.
Calificación: ***
Los espectadores que acudieron al Centro Cultural Municipal Reina Sofía a ver el concierto de la soprano Cecilia Lavilla Berganza, se olvidaron del aire fresquito que hacía esa noche, y a cambio decidieron tomarse, a sorbitos, el bebedizo musical en forma de bálsamo para el espíritu que, con mano venezolana escribiera Reynaldo Hahn. Las canciones de Hahn, que responden a formas, estilos y gustos completamente franceses, fueron servidas al respetable con la peculiar aportación de Lavilla, y con la inestimable ayuda de Juan Antonio Álvarez al piano.
Fue un concierto que, en su primera parte resultó un tanto repetitivo, por poner un exceso de énfasis en los mismos recursos, musicales y canoros. Esto resulta, sin duda, muy interesante en cuando lo que se persigue es la búsqueda de la exhaustividad de la obra de un autor, así como también cuando se pretende lograr la total unidad de criterio de un concierto, pero que sin duda no favorece tanto la conexión con el público. Y quizá Cecilia Lavilla adoleció en esta ocasión de esa falta de cercanía al público, a veces tan necesaria para que las rigideces del programa no lo sean tanto. Y fue realmente una pena, pues simpatía y facultades dramáticas no le faltan a la soprano, que de haberse dirigido al público en alguna que otra ocasión para explicar un poco lo que estaba interpretando, se hubiera conquistado definitivamente el corazón de los asistentes, que tenían ganas de ello, por cierto. De hecho pude comprobar cómo algunas personas intentaban seguir una y otra vez el programa de mano, buscando pistas acerca de lo que se estaba interpretando.
La segunda parte del recital de la soprano madrileña, estuvo mejor conducido que la primera, sobre todo al abordar les “Chansons Grises”, poesías de Paul Verlaine, con la música de Hahn. Fue con esta serie de canciones donde la soprano sacó a relucir lo mejor de la noche, de manera que dio paso realmente al intimismo y al mensaje directo al alma, que se anunciaba en el programa de mano, con una interpretación de gran altura, cargada de matices sutiles, de pianísimos, con un estupendo control de la emisión y de finales impresionantes. Pero sobre todo, su bella y dulce voz, a la que cuida con una trabajada técnica. Juan Antonio Álvarez también tuvo en esta parte una intervención excelente, acariciando el piano, dibujando las melodías, a la vez que respaldando, cuidando y mimando a Cecilia Lavilla.
Un concierto de alto y culto nivel, que encandiló a gran parte del respetable, y en el que la soprano supo aprovechar sus cualidades desde al alma para el alma.
El público pidió más al finalizar, con repetidos aplausos, a lo que correspondió Lavilla con dos propinas. La primera de ellas “La primavera” de Reynaldo Hahn, y la segunda “Les filles de Cadix” de Léo Delibes.
Publicado en DIARIO DE CÁDIZ 28.05.2010