DE SUR A SUR, CIEN AÑOS DE TANGO.
Por Jesús Sánchez-Ferragut
TANGO QUATTRO. A todo tango.
Bandoneón: Fabián Carbone. Piano: Mario Soriano. Chelo: José Luis Ferrera. Flauta: Ezequiel Cortabarría. Double-Bass: Adrián Rodríguez. Baiarines: Julio y Veronique. Cantante: Patricia Nora.
Programa: Obras de J. Plaza, E.S. Discépolo, A.Troilo, A. Piazzolla, G.M. Rodríguez, etc.
Lugar: Gran Teatro Falla. Día: 23 de mayo de 2010. Asistencia: Algo más de ¾ de aforo.
Calificación: ***
La noche de borrachera tanguera del Teatro Falla la abrió una composición de Julián Plaza de mediados de los 50: “Danzarín”, un tango instrumental, que dio paso a lo que serían al final cerca de 20 composiciones, desde la milonga al tango. De sueños y amores imposibles. De sensualidad, ritmo y compás.
Cinco experimentados músicos en el escenario. En el centro, como no podía ser de otra manera, el bandoneonista Fabián Carbone, encargado de darle el sonido tanguero-popular al repertorio venido desde el sur al sur. A este sur, finisterre de una Europa que apenas vislumbra la estrella polar entre las cenizas de un volcán y las sacudidas de una crisis. Muchas cosas que compartir: Tango y Teatro Falla centenarios. Bicentenarios para una independencia y para una Constitución. Tangos que nos cuentan a veces que encontrar el norte también allá tiene su cruz. La del Sur.
Un extenso repertorio de compositores argentinos para esta XXVI edición del Festival. Hubo de todo, dentro de un clima quizás un poco “déjà vu” por el planteamiento un tanto rígido del escenario, encorsetado en un aprovechamiento demasiado clásico de la escena, pese a que a base de iluminación y humo se intentara remediar el asunto, dando algo de variedad a la misma.
En una fórmula de tango Instrumental; instrumental más baile y canción con baile, que iban alternándose escrupulosamente según el programa de mano, los espectadores pudieron apreciar obras de Enrique Santos Discépolo: “Malevaje”, un tango con el baile de Julio y Veronique, y “Uno”, con Patricia Nora al micrófono.
De Horacio Salgán, solo una obra: “A fuego lento”, aunque una de las mejores interpretaciones de tango instrumental de la noche.
Dos obras de A. Troilo: la milonga “La trampera”, una bella melodía y “Che bandoneón”, un tango realmente emocionante.
Con el nombre de Juan de Dios Filiberto es imposible escribir mal un tango -anunció Ezequiel Cortabarría-, responsable de la flauta travesera de Tango Quattro y portavoz del grupo. “Quejas de bandoneón” fue la obra de Filiberto que bailaron Julio y Veronique para deleite de muchos de los asistentes.
El archipopular tango “El choclo”, de A. Villoldo, y “La Cumparsita” de G.M. Rodríguez también tuvieron cabida en la noche tanguera. La milonga bailada “Inspiración” de P. Rubinsteins despertó los aplausos de los más bailones del Falla.
Pese a todo, en mi opinión, lo mejor de la noche vino de la mano de la interpretación de las obras de Ástor Piazzolla. En primer lugar una de sus más famosas composiciones “Adiós Nonino” dedicada en 1959 a la memoria de su padre, y que sin ser la obra cumbre de Piazzolla, sin embargo es dónde de una manera fácil se puede apreciar la técnica a la que recurre el autor en su particular visión del tango: unir Jazz, clásica y tango, siendo también la obra que más le ha identificado como compositor ante el gran público, al que llega de pleno con la excelente melodía que expresa el profundo sentimiento de la muerte del padre querido. “Balada para un loco”, cantada y bailada fue otra de las obras de Ástor interpretadas. Pero quizá lo mejor de la noche, fue Oblivion, una de las obras cumbre de Piazzolla, donde los bailarines hicieron el mejor trabajo de la noche, poniendo en escena un verdadero pas de deux mucho más allá de un tango, desbordante de sensualidad, estética y buen gusto, bajo los compases de una música sencillamente impresionante. El telón cayó tras la última de las obras del programa, también de Piazzolla: “Libertango”.
Publicado en DIARIO DE CÁDIZ 25.05.010