Foto: Jesús Sánchez-Ferragut |
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RITORNA VINCITOR DEL CORO DEL VILLAMARTA
AIDA
Sala: Teatro Villamarta de Jerez.
Opera en cuatro actos
de Giuseppe Verdi. Libreto de Antonio Ghislanzoni.
Reparto:
Maribel Ortega: AIDA;
Enrique Ferrer: RADAMÉS; María Luisa Corbacho: AMNERIS; José Antonio López:
AMONASRO; Javier Borda: RANFIS; ängel Rodríguez: FARAÓN; Ana Troncoso:
SACERDOTISA; Pedro Miguel Calvo: MENSAJERO.
Orquesta Filarmónica de Málaga. Director: José María Moreno.
Coro del Teatro Villamarta. Director: Joan Cabero.
Dirección de escena e
iluminación: Francisco López. Escenografía: Kate Portas. Vestuario: Teatro
Principal, Antonia Fuster
Producción del Teatro Principal de Palma de Mallorca.
Jesús Sánchez-Feragut
Por fin puedo comenzar un
artículo sobre una ópera en el Villamarta, contando o mejor dicho, cantando,
las alabanzas al coro del Teatro Villamarta.
Tímidamente se nos anunció que
las cosas estaban cambiando en la representación de Tosca de principios de año,
y ahora, al final de la temporada, y con el calor apretando de lo lindo en
Jerez, el nuevo fichaje del Villamarta para la Dirección de su coro, Joan
Cabero, ha mostrado lo que es capaz de hacer metido en faena.
Es cierto que AIDA es una ópera
que se presta al lucimiento del coro, pero ello no quita el reconocimiento para
la programación villamartina, que ha sabido escoger la patena adecuada para
mostrar su flamante y renovado coro al público jerezano.
AIDA es una de esas óperas que la
gran masa siempre apetece ver, y más en la época estival en que ya estamos. No
es que haya óperas de verano y de invierno, pero AIDA casa perfectamente con
una horchata después de la representación, para refrescar los cuerpos de un
público asistente a una larga representación, normalmente acompañada de gran
parafernalia escénica, música vigorosa, marchas potentes, un escenario casi
siempre agolpado de figurantes y cantantes, y enfin, por qué no decirlo, en esta
época del año ya se tiene el ojo más acostumbrado a ver los torsos desnudos, en
este caso los de los soldados egipcios, prestos a derrotar al enemigo etíope.
Bueno, volviendo a la crítica, un
Bravo para el coro, que ha adquirido una mucho mejor calidad de voces, empaste,
y también, una novedosa cualidad dramática, metiéndose en la representación
como un elemento dinámico más de la escena. Muy bien dirigidos sus movimientos,
presencia y situación en el escenario.
La cantante que brilló desde el
comienzo de la representación, a mi modo de ver fue, sin duda, la soprano
jerezana Maribel Ortega que alardeó de bonita voz, potencia y un buen dominio
de su instrumento vocal. Sin duda fue la mejor en lo canoro, si bien su
interpretación dramática no lo fue tanto, aunque también tengo que decir que el
vestuario que llevó no era tal vez el más apropiado. Pero no solo le ocurrió a
ella. Su pareja de odio-fémina tampoco resultó muy agraciada con el reparto de
vestuario. María Luisa Corbacho posee una potente voz, y un carácter dramático
importante. Tuvo su momento más destacado en el segundo acto en el dúo con
AIDA, donde toda su fuerza interpretativa se vio apoyada por su potente voz.
En el lado masculino, Enrique
Ferrer tuvo una actuación correcta interpretando a Radamés; quizás un poco
irregular en lo canoro, aunque también con momentos interesantes.
José Antonio López, (Amonasro,
sacerdote egipcio) dio la talla tanto en lo dramático, donde clavó el
personaje, como en la voz, que convenció al respetable. Por último, Javier
Borda también obtuvo el reconocimiento del público en su papel de Ramfis, padre
de Aida, sobre todo en su caracterización dramática.
La Orquesta Filarmónica de Málaga
fue, como viene siendo habitual, la conductora musical de la ópera, bajo la
batuta de José María Moreno. Bien en general, aunque en cuanto al nivel sonoro
un poco irregular, sobre todo en el segundo acto, donde sobresalió demasiado
por encima de los cantantes.
Una agradable noche en el
Villamarta, con la sorpresa de poder entonarle el Ritorna vincitor al coro, y
con la esperanza de que los fantasmas de la crisis cultural se empiecen a
esfumar de una vez por todas…
Foto: Jesús Sánchez-Ferragut |
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