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Fotos: JSF |
MUCHAS GANAS Y UN EXCELENTE MARCO PARA “IL TROVATORE” EN EL BICENTENARIO DE GARCÍA GUTIÉRREZ
IL TROVATORE
ÓPERA
EN CUATRO ACTOS DE GIUSEPPE VERDI
Libreto
de Salvatore Camarano, basado en la obra de teatro “El Trovador”, original de
Antonio García Gutiérrez.
Reparto:
Manrico: Andrés Veramendi; Leonora:
Lola Casariego; Azucena: Inés Olabarría; Conde de Luna: Arturo Pastor;
Ferrando: Ángel Jiménez; Inés: Lucía Escribano; Ruiz: Daniel Báñez.
Orquesta Sinfónica del Aljarafe. Dirección
musical: Pedro Vázquez.
Dirección de escena: Ignacio García.
Coro
Nova Nerta. Director del coro: Juan Luis Lorenzo
Producciones
Telón. Ayuntamiento de Chiclana y Fundación Cruzcampo
Jesús Sánchez-Ferragut
Chiclana se dio cita en su Plaza Mayor para
conmemorar el bicentenario del nacimiento del escritor Antonio García
Gutiérrez. Un lleno absoluto, fue la respuesta del pueblo chiclanero a la cita
organizada por el Excmo. Ayuntamiento de Chiclana, con el patrocinio de la Fundación
Cruzcampo, para poner en escena Il Trovatore de Verdi, en versión de Producciones
Telón.
La ocasión no era para menos, pues además de estar
en el año de Verdi, ha coincidido este 2013 con el bicentenario del escritor
chiclanero, autor de la obra teatral El Trovador, inspiradora del libreto de Il
Trovatore, una de las grandes óperas del genial italiano. Las casi mil
trescientas localidades ocupadas son la muestra de las ganas, que tanto el
pueblo de Chiclana, como su Ayuntamiento, han puesto para celebrar la
efemérides.
El marco de la representación, la renovada Plaza
Mayor de Chiclana, posee unas características excelentes para eventos
culturales. Con unas dimensiones estupendas, arropada por los nuevos y modernos
edificios que le dan la configuración actual, y sobre todo con un escenario
espléndido, como lo son el atrio y la fachada neoclásica de la Iglesia Mayor de
San Juan Bautista, promete ser lugar común de acontecimientos importantes de la
vida chiclanera.
Y hasta aquí las bondades de la representación de
Il Trovatore de Verdi, en este Bicentenario de García Gutiérrez. Lo que podría
haber sido una excelente representación operística de una de las grandes obras
verdianas, se desinfló casi desde el comienzo de la representación, que arrancó
con media hora de retraso sobre el horario de comienzo.
La escenografía estuvo bien planteada, ya que
partió de una buena idea de concepto del decorado de la obra, al basar la
escena sobre diversas plataformas que se van transformando de un acto a otro,
con agilidad. También contó con una más que aceptable iluminación, si se tiene
en cuenta que se trataba de una ópera al aire libre.
Sin embargo, lo principal falló estrepitosamente:
El sonido. Los micrófonos que portaban los cantantes incomprensiblemente fallaban,
una y otra vez, ora no funcionando, ora haciendo ruido de conexiones. A ello se
unió una deficiente cantidad-calidad de altavoces, que no pudieron dar el
soporte adecuado a los 1.300 espectadores acomodados en la estupenda plaza
chiclanera. Todo ello fue en detrimento del elenco de cantantes, que vieron sus
voces mal amplificadas e incluso interferidas por culpa de micrófonos,
altavoces y mesas de mezclas que se mostraron ineficientes.
Cosa diferente es la Orquesta del Aljarafe, a la
que no se le puede pedir más, ya que los apenas 30 músicos que la integran, no
pueden suplir a los noventa o cien que una buena representación verdiana
requiere, por más que se pongan micros a todos los instrumentos. Y es que no es
lo mismo, en absoluto, recoger con micrófonos el sonido de una orquesta al
completo y transmitirlo al público, que suplir con micrófonos y a golpe de mesa
de sonidos la falta de músicos. Nada que ver.
De los cantantes, en mi opinión quien tuvo una
mejor noche fue Inés Olabarría, en el papel de Azucena, exhibiendo una bonita
voz, una notable dicción y una importante faceta dramática. El público lo
agradeció.
Del resto del elenco destacar el aria “D'amor sull'ali rosee", pieza obligada del repertorio de toda soprano
dramática, interpretada correctamente por Lola Casariego en el papel de Leonora.
El tenor peruano Andrés Veramendi, tuvo una
noche con altibajos, con momentos donde alardeó de potencia vocal pero con
otros donde la sobreactuación le jugó alguna mala pasada.
El barítono alicantino Arturo Pastor tuvo una
aceptable intervención como Conde de Luna. Muy bien en el dúo con Leonora.
El
coro, la verdad no estuvo muy acertado, pasando con más pena que gloria, salvo
la escena primera del acto II donde consiguieron aunar voces
en la conocidísima “zingarella”.
Enfin,
una representación donde Chiclana y su Ayuntamiento le pusieron muchas ganas,
ilusión y un espléndido marco, pero donde la producción no estuvo a la altura.
Publicado en Diario Bahía de Cádiz:
http://www.diariobahiadecadiz.com/detalle-noticia-24403