Fotografías cedidas por Teatro de la Maestranza de Sevilla |
UN
OCASO DE LOS DIOSES GRANDIOSO Y COINCIDENTE
Sala: Teatro de la Maestranza. Sevilla. Del 14 al 20 de junio de 2013.
Obra: “EL OCASO DE LOS DIOSES”
(Götterdämmerung). Opera en un prologo y tres actos de Richard Wagner.
Coproducción del Palau de las Arts
“Reina Sofía” de Valencia y Maggio Musicale Fiorentino.
Reparto: Siegfried: STEFAN VINKE; Brünnhilde: LINDA WATSON; Gunther: MARTIN GANTNER; Gutrune / Tercera
Norna: SANDRA TRATTNIGG; Alberich: PETER SIDHOM CHRISTIAN HÜBNER; Waltraute:
Elena Zhidkova; Woglinde: Mercedes Arcuri
DIRECTOR MUSICAL: Pedro Halffter; Director de
escena: Carlus Padressa / La Fura dels Baus; Director del coro: Iñigo Sampil.
Jesús Sánchez-Ferragut
En
medio de la abdicación de un rey, y la estrepitosa caída de los dioses del
fútbol mundial, la cuarta Ópera del Anillo de los nibelungos de Richard Wagner,
es decir “El Ocaso de los dioses”, cerró la temporada sevillana 2013-2014. Y lo
hizo de manera espectacular. A lo grande, en todos los sentidos. Con una
escenografía continuadora de las otras tres óperas precedentes del Anillo, y
que se han ido representando una por año hasta llegar a esta última,
coincidiendo con el bicentenario del nacimiento de Richard Wagner.
Más de cinco horas y media
dura el espectáculo, donde todo alcanza una dimensión distinta de lo habitual
en una representación de ópera. La historia es endiabladamente enrevesada:
dioses, héroes, valquirias, normas, nibelungos…Todo se entremezcla en un tejido
poético manufacturado por un Wagner, autor también de una música que asimismo
alcanza una diferente dimensión: Brutal, a veces, cargada de sentimientos, las
menos, ansiógena en algunos momentos, contundente en la mayoría de las
situaciones. Genial, en todos los casos.
Stefan
Vinke, dio vida a un buen Sigfrido, con unas cualidades canoras con mucho fondo,
dominador del instrumento vocal, con una afinación envidiable y con sobre todo,
manteniendo el tipo durante toda la larguísima representación del Ocaso de los
dioses. Y a la altura estuvo también Linda Watson que encarnó a Brunilda, la
valquiria de la roca en llamas, de una manera más que notable.
Muy bien también estuvieron
Elena ZHidkova y Martin Gantner. El resto del elenco muy correctos.
La
ROSS estuvo sencillamente impresionante, pese al susto que nos dieron días
antes de la representación, amenazando con huelga. Una orquestación fabulosa,
hizo que la representación de esta versión del ocaso vaya a perdurar en la
memoria de los aficionados durante mucho tiempo. Excelente la cuerda y los
metales, con una madera que tampoco se quedó atrás. Bravo.
La
puesta en escena, si bien llegada la cuarta representaciónde la tetralogía, ya
no constituye una novedad, ni en el concepto ni en el aparataje que la Fura dels
Baus despliega en el escenario, no por ello deja de ser tan impresionante como
cuando vimos la primera: el Oro del Rhin. Se trata de un trabajo serio,
constante, ingente, como la obra de Wagner en sí. Tal vez le sobre imaginación
a la Fura a la hora de poner soluciones sobre el escenario, pero la tetralogía,
y el Ocaso en particular, lo merece, sobre todo si nos atenemos a lo que el
propio Wagner afirmaba de su ópera al decir que era el mejor de los
espectáculos posibles: Música y teatro a la vez. En esta ocasión se han juntado
la mejor de las músicas con lo último en escenografía, aparataje, maquinaria y
utillería. Por ponerle un pero a algo, en todo caso lo haría con el vestuario,
que en algunos momentos podría haber estado un poco mejor cuidado, sin tener
que recurrir a soluciones “un poco galácticas”.
La iluminación y los
efectos de proyección, sensacionales, y el coro del Maestranza, superándose a
sí mismo, una vez más, estuvo impresionante. Realmente un verdadero valor
añadido del Teatro de la Maestranza de Sevilla. Bravo.
Enfin,
el esfuerzo del coliseo sevillano de llevar a buen puerto, durante cuatro años
consecutivos, la tetralogía wagneriana del anillo, donde uno de los
protagonistas es el Rhin, ha encontrado en Sevilla un escenario de lujo frente
a otro gran río, el Guadalquivir, que no tiene el oro, pero sí su torre..Y un
decorado de fondo, con proyección nacional y mundial: La abdicación de un rey y
la abrupta bajada a lo terrenal de los dioses del fútbol mundial…Coincidencias.