sábado, 15 de agosto de 2009

OMAR FARUK ENSEMBLE & ARTO TUNCBOYACIYAN. JEREZ 16.07.09







OMAR FARUK ENSEMBLE & ARTO TUNCBOYACIYAN. JEREZ 16.07.09
Por : Jesús Sánchez-Ferragut


Programa: SIN FRONTERAS. Concierto.
Lugar: Jardines de la Atalaya de Jerez. Día: 16.07.09. Asistencia: Casi completo

FARUK, ENTRE ORIENTE MEDIO Y OCCIDENTE, LOS SONIDOS DEL MEDITERRÁNEO.

Un concierto sorprendente para el que no es seguidor de este músico y cantante que es reconocido hoy día como uno de los mejores, o quizá el mejor representante de la música del Medio Oriente, Turquía, en Estados Unidos.
Faruk y su Ensemble, del que forman parte un israelí a la guitarra, un armenio en la percusión, un griego en los teclados, un norteamericano con la darbuka y otro turco al melody arp, posee varias grabaciones y una afamada reputación, esforzándose en superar fronteras y barreras ideológicas, políticas o religiosas como el propio Faruk contaba al público jerezano en un inglés con fuerte acento turco.

Todo un alarde de instrumentos del medio oriente fueron puestos en escena en los jardines de la Atalaya: La flauta “ney” interpretada por el propio Faruk, en una verdadera exhibición de multivirtuosismo instrumentista. La “zurna”, u oboe turco, también interpretado par Faruk. La “baglama” turca, instrumento de la familia del buzuki griego, que nos recuerda a un laúd de mástil alargado. El arpa turca, y en la percusión el “daf” y la “darbuta”. Salvo el arpa, prácticamente todos los instrumentos sonaron bajo las manos, impresionantes por cierto, de este músico nacido en Adana, Turquía.

La parte simpática del concierto la puso el armenio Arto, que se unió para la ocasión al Ensemble de Faruk, cantando y tocando la batería. No hace mucho Arto estuvo en “El hormiguero”, el programa de televisión de Pablo Motos, haciendo de las suyas.

Para los seguidores de Faruk, entre los principales temas que interpretó figuaraban: Yunus; Haydar; Love Respect Truth; Sayrek-Sayrek; 1982; Elatio, Ole Aman; Hijaz Raks, Shaskin; Imaginary Traveller; Shinanai y Fire Dance.

Los Jardines de la Atalaya, un marco incomparable para esta música (y para otras, la verdad sea dicha), por las condiciones de falta de ruidos y lo agradable de los jardines. La puesta en escena muy pobre, con una iluminación tipo feria, y detrás de los músicos unos focos que molestaban bastante al respetable cuando se encendían. Por lo demás, un concierto verdaderamente interesante, incluso para los no amantes de este tipo de música turca-medioriental, y con ciertos tintes mediterráneos por la participación de la guitarra, que hizo sus pinitos dóricos.

El público aplaudió agradecido e incluso hubo quien se arrancó con algún que otro movimiento de la danza del vientre.