lunes, 15 de septiembre de 2008

El concierto de Caetano Veloso en Cádiz.


Foto: JSF

CRÍTICA DE CAETANO VELOSO. CASTILLO DE SAN SEBASTIÁN CÁDIZ 28.07.2008
Por XUXA CILEA

CAETANO CONVENCE A LOS CERCA DE TRES MIL ASISTENTES AL SEGUNDO CONCIERTO DEL VERANO EN EL CASTILLO DE SAN SEBASTIÁN.

A sus sesenta y seis años, Caetano Veloso sorprende a la mayoría de los asistentes al concierto del lunes 28 en el Castillo de San Sebastián, con una extraordinaria disposición de facultades musicales y artísticas. Sorpresa, además agradable, ya que, aunque la expectación despertada por la actuación del cantante de Bahía se reflejó en la taquilla, con casi tres mil entradas vendidas, no es menos cierto que había cierta inquietud en el ambiente por verlo aparecer armado tan solo de su guitarra. Las dudas se despejaron prácticamente con los primeros acordes de su guitarra. Dejó claro quién es Veloso y porqué la fama que le precede.
Amable, se dirigió en español a todo el público en todo momento, pese a la numerosa “torzida brasilera” que se dio cita para el acontecimiento. Pese a transcurrir todo el concierto sentado en una silla guitarra en mano, y lo grande de las dimensiones del escenario, Veloso consiguió convertir el patio del castillo en una “inmensa proximidad” de un público al que se metió en el bolsillo de inmediato.
El concierto transcurrió en una sucesión de canciones dedicada a compositores y personas importantes en su vida, mezcladas con algunos de sus temas más conocidos y con alguno incluso nuevo sin grabar todavía en disco.
Alguna interpretación dedicada al amigo ya fallecido con sentimiento, y repetición, pues la cantó dos veces seguidas: “Le mer”, en francés. “Cucurrucucú paloma”, en su especial versión castellana. “Sampa” y “Terra” de composición propias, de lo mejor de la noche.
De verdad, un concierto para recordar, donde Caetano dio un verdadero recital de cómo hay que tocar la guitarra según los cánones brasileros, y cantando para el público y por el público. El resto lo puso el tiempo, pues la noche estuvo fenomenal de temperatura y viento. Y el marco, incomparable.