domingo, 23 de junio de 2013

ÓPERA RIGOLETTO EN EL MAESTRANZA DE SEVILLA

UNA IMPECABLE Y EXCELENTE PRODUCCIÓN DE RIGOLETTO.



Foto: Teatro de la Maestranza


Sala: Teatro de la Maestranza. Sevilla. Del 19 al 29 de junio de 2013
Obra: “RIGOLETTO”. Opera en tres actos de Giuseppe Verdi.
Libreto de Francesco María Piave, basado en el drama de Víctor Hugo Le roi s’amuse.
Producción del Teatro Regio de Parma.
Reparto:
Duque de Mantua: ISMAEL JORDI. Rigoletto: JUAN JESÚS RODRÍGUEZ. Gilda: MARIOLA CANTARERO. Saparafucile: DIMITRY ULYANOV. Maddalena: MARÍA JOSÉ MONTIEL. Giovanna: ANA OTXOA. Conde Monterone: MIGUEL ANGEL ARIAS. Marullo: FERNANDO LATORRE. Conde de Ceprano: DAMIÁN DEL CASTILLO. Borsa: MANUEL DE DIEGO. Condesa de Ceprano: EVA ALÉN. Paje: LEONOR BONILLA. Ujier: DAVID LAGARES
REAL ORQUESTA SINFÓNICA DE SEVILLA.
Director: PEDRO HALFFTER. Coro de la AA. DEL TEATRO DE LA MAESTRANZA. Director: IÑIGO SAMPIL. Dirección de escena: STEFANO VIZIOLI; Escenografía y vestuario: PIERLUIGI SAMARITANI/ ALESSANDRO CIAMMARUGHI.



Jesús Sánchez-Ferragut

Rigoletto, el nombre que da título a una de las óperas más representadas y conocidas de la historia, también es el resultado de la gran evolución que supuso Verdi en la escena operística mundial. Y que nunca hubiera llegado a término de no ser por el empecinamiento del compositor en hacer una ópera basada en la obra de Víctor Hugo, “Le roi s’amuse”, crítica social de los excesos de una monarquía que sancionaba con una mano los códigos de honor y conducta caballeresca, mientras que con la otra llevaba a cabo las mayores tropelías y abusos para con el pueblo.
El libreto que tuvo la fortuna de ver definitivamente la luz y de convertirse en la parte dramática de la genial música de Verdi, pone en escena una serie de elementos, muchos de ellos novedosos en la época, irresistibles para el gran público, y premonitorios de un gran éxito que perduran intactos hasta nuestros días.
Sobre el populoso anzuelo de la “Maledizione”, el espectador ve girar en la escena a un duque de Mantua, que sin escrúpulos, se vanagloria de sucumbir a las pasiones sexuales, aunque éstas solo sean, en parte, una demostración de su poder absoluto sobre los súbditos. Y junto al duque, toda su corte de intrigantes y despiadados personajes, de los cuales forma parte Rigoletto, el bufón y jorobado palaciego.
Pero junto a todos ellos, y también girando sobre la maledizione, se presentan como actores elípticos, una serie de valores, también ingredientes esenciales del éxito: La transformación de Rigoletto de vilipendiador en vilipendiado; La dulzura, el amor e inocencia de Gilda, su hija; y los conceptos del honor y la justicia medievales, genialmente actualizados, dando entrada a pensamientos allende lo religioso y a soluciones que abarcan incluso a un posible destino predeterminado del hombre.

El estreno del primer reparto, al que asistí, contó con la participación del tenor jerezano Ismael Jordi, buen conocedor del papel del duque de Mantua, y junto a él, dos andaluces más: La soprano granadina Mariola Cantarero en el papel de Gilda y el barítono onubense Juan Jesús Rodríguez en el complicado papel de Rigoletto.
Ismael Jordi tuvo una excelente noche, demostrando su gran evolución, no solamente en lo canoro, sino en su faceta como actor. El físico le acompaña, y cada día denota mayor soltura escénica en el personaje. Abrió al público sevillano, con decisión, sus conocidas cualidades de tenor belcantista, su voz clara y su excelente dicción, manteniéndolas en un alto y constante nivel, que el respetable supo agradecer. Bravo.
Mariola Cantarero estuvo sólida, en un papel que necesita trasmitir la parte inocente, el amor verdadero, la dulzura y la ingenuidad, en una obra donde el dramatismo está centrado sobre todo en los personajes masculinos. Lo que se espera del personaje de Gilda, Mariola lo hace con sobresaliente: sus cualidades canoras son indiscutibles. Brava.
El papel más complejo de la representación, recayó en Juan Jesús Rodríguez, ya que encarnar a Rigoletto exige diversos registros interpretativos y canoros. Sin embargo, la intervención del barítono onubense le dio a la representación seguridad y rotundidad. Sus dos momentos, absolutamente estelares: las escenas tercera y cuarta del segundo acto, y la escena final fueron sin duda, dos de los pilares del éxito del estreno sevillano de esta producción del Teatro Regio di Parma. Bravo.
Junto a ellos, y sinónimo de una excelente representación dramática, la mezzosoprano madrileña, María José Montiel en el papel de Maddalena. Excelente el cuarteto del tercer acto.
También a la altura de la representación, el bajo Dimitry Ulyanov, en el papel de Sparafucile.
Si el elemco fue excelente, la puesta en escena fue espectacular. Respetando al milímetro el libreto, y escrupulosa hasta el último detalle, aportó soluciones escénicas inteligentes, utilizando los mejores recursos, como por ejemplo el encuentro de Rigoletto con Sparafucile en el primer acto, o la transformación del escenario para el rapto de Gilda. El juego constante con diferentes alturas en el escenario, todo un acierto.
El vestuario, impecable, empezando por el coro, y acabando por el duque y Rigoletto.
El coro de la AA del Teatro de la Maestranza muy bien, incluso en sus intervenciones “a boca chiusa”.
La ROSS, con Halffter a la batuta, estuvo a la altura, comedida, y dando su sitio a cada uno de los personajes, conduciendo y enfatizando.
Un excelente fin de temporada, con una de las óperas más populares, pero con una producción excelente e impecable. Esperemos sea el anuncio de una nueva excelente temporada 2013-2014. Seguro que sí.  

Publicado en Diario Bahía de Cádiz: