WALT DISNEY BAJO EL PRISMA MINIMALISTA AMERICANO
THE PERFECT AMERICAN
ÓPERA
EN DOS ACTOS DE PHILIP GLASS
Libreto
de Rudy Wurlitzer, sobre la novela Der
König von America de Peter Estephan Jungk.
Estreno
mundial, encargo del Teatro Real y la English National Opera de Londres.
Reparto:
Walt Disney: Christopher Purves. Roy
Disney: David Pittsinger. Dantine: Donald Kaasch. Hazel George: Janis Kelly. LiIlian
Disney: Marie Maclaughlin. Sharon: Sarah Tynan; Diane: Nazan Friket; Lucy/Josh:
Rosie Lomas; A. Lincoln: Zachary James; Andy Warhol: John Easterlin
Coro y Orquesta titulares del Teatro Real. Dirección
musical: Dennis Russell Davis.
Teatro
Real de Madrid. Del 22 enero al 6 de febrero de 2012.
*****
Jesús Sánchez-Ferragut
Estrenar una ópera por encargo es
un acontecimiento merecedor de unas líneas no solo por lo difícil de las
circunstancias actuales de insuficiencia presupuestaria en todas las óperas
españolas, sino también por lo complicado que resulta hacer cualquier cosa hoy
en día, en estos terrenos, que no sea un musical. Si encima el encargo proviene
del Teatro Real, el acontecimiento traspasa lo extraordinario y entra en otras
dimensiones, que hay que procurar no dejar escapar, si uno quiere justificarse
algún día ante los nietos…
Enfin, no me lo pensé dos veces y me planté en
Madrid tras la generosa invitación hecha por un amigo, dispuesto a disfrutar
del acontecimiento del año operístico madrileño.
El anuncio del estreno madrileño de The Perfect
American consiguió una cosa un tanto olvidada en el mundo de la ópera, como lo
es que se despierte, en ámbitos que trascienden la propia ópera, el interés
sobre el tema principal de la misma. En este caso concretamente sobre su
personaje central: Walt Disney.
Acostumbrados como estamos en la literatura operística
a que las críticas y crónicas se centren en si la versión tal o cual es mejor o
peor; si el tenor fulanito o la soprano zutanita han engolado la voz o
estuvieron o no a la altura del resto de la representación, con ocasión del
estreno mundial de The Perfect American de Philip Glass, se nos han abierto
otras posibilidades. Así, el estreno ha sido la excusa perfecta para proyectar
los más novedosos puntos de vista sobre la personalidad de Walt Disney.
Psicología, Política, Teoría Económica y Empresarial, Técnica cinematográfica y
otras disciplinas vierten su punto de vista Disneyniano con ocasión de esta
puesta en escena, que dicho sea de paso, es el polo opuesto a lo que el mundo
de Disney nos ofrece en sus films.
La obra, con libreto de Rudy Wurlitzer, aborda una
serie de pequeñas recreaciones de momentos de la vida de Walt Disney, ambientados
casi siempre en un escenario presidido por una serie de grúas que simulan un
estudio cinematográfico, con cámaras de cine incluidas. La técnica de unión de
estas escenas nos recuerda a la que emplean los musicales, de tal manera que al
concluir la representación uno tiene la percepción de haber divisado desde una
posición preferente toda la vida del personaje central, sin que se haya puesto
sin embargo en escena, una representación estructurada de manera clásica.
En esto, la trama argumental converge también con
la idea minimalista de la música de Philip Glass, representante de esta
corriente musical en Estados Unidos. Las influencias pop y rockeras de Glass también
se encuentran presentes en este perfecto americano que la partitura personifica
en Walt Disney.
Ningún dibujo, ninguna animación, nada que nos
recuerde a lo que la marca Disney es o ha sido, aparecen en la representación.
Ni rastro de la coordinación música-dibujos, que la hiciera famosa, o de los
inolvidables coros de sus películas. Solo unos esquemáticos tres círculos sobre
papel nos recuerdan a Mickey fugazmente. El colorido únicamente está reservado
para la aparición de un Andy Warhol obstinado en la idea de seriar a todo color
a un Walt Disney triunfador, perfecto, americano.
El resto del argumento nos muestra un Waltd Disney contemplado
como un dios americano que alardea de ser más conocido entre los niños del
mundo que el propio Jesús, pero que a la vez es racista, antisemita e
implacable con los intentos de crear un sindicato en sus estudios
cinematográficos. Los recuerdos de su ciudad natal y su muerte en un hospital
se entrelazan con los personajes que le acompañaron en su vida: su hermano Roy,
su mujer Lillian e incluso la enfermera del hospital donde murió.
La Orquesta y Coro Titulares del Teatro Real,
notablemente incrementada en la percusión aquella, y con actuación
sobresaliente en todo lo que le fue permitido a este, me causaron una excelente
impresión.
Los cantantes por su parte, tienen que hacer frente
a una partitura donde no hay arias o canciones claramente definidas, sino que
interpretan su papel en un constante recurso que elude el recitativo puro, pero
que tampoco se decanta por la línea de arias. La música de la obra, sin ser
atonal, ni de estructura clásica, no es de las que deja indiferente a nadie, ya
sea para bien o para mal. Es una ópera contemporánea.
El bajo inglés Christopher Purves estuvo a la
altura de la ocasión, siendo desde mi punto de vista el cantante destacado,
junto con Zachary James que encarnizó a Abraham Lincoln. El resto del elenco,
bien, pero sin mayores menciones.
The Perfect American, una excelente obra contemporánea,
sobre un americano inmortal, pese a la desmitificación de su criogenización, con
música minimalista americana y libreto de novela ficción, también americano.
Publicado en Diario de Cádiz:
http://www.diariodecadiz.es/article/ocio/1459941/walt/disney/bajo/prisma/minimalista/americano.html
http://www.diariodecadiz.es/article/ocio/1459941/walt/disney/bajo/prisma/minimalista/americano.html